Trastornos Facticios

como veis el blog estrena nuevo aspecto para el nuevo curso, que espero que os guste y os facilite la lectura. Además la web estará disponible muy muy prontito (espero) para que, aquellos que estén interesados en acudir a consulta, dispongan de más datos.

Hoy me gustaría presentaros información sobre qué es un Trastorno Facticio. Aquí os hablaba de cómo el exceso de pruebas médicas puede perjudicar al tratamiento de esta psicopatología, y es probable que a partir de hoy comprendáis mejor a qué me refería.

Básicamente los Trastornos Facticios (TF) se caracterizan por síntomas físicos o psicológicos fingidos o producidos intencionalmente, con el fin de asumir el papel de enfermo. Lo habitual es que se asuma que dichos síntomas son intencionales bien por comprobación directa o por la exclusión de otros motivos.

Lo curioso es que no existe incentivo externo alguno para que se produzca dicho comportamiento; es decir, no existe una ganancia económica ni se evita ningún tipo de responsabilidad… Es este hecho lo que distingue al TF de un problema de simulación. El paciente desea ‘confirmar’ su papel de enfermo, pudiendo esto acompañarse de un sufrimiento muy real por su parte; sin embargo no gana absolutamente nada por fingir los síntomas.

El DSM IV nos indica que los síntomas pueden ser inventados, falsificados, autoinfligidos, pueden ser una exageración de un trastorno preexistente o bien una combinación de todo lo dicho. Los relatos biográficos suelen estar cargados de dramatismo y a menudo esto capta la atención del interlocutor. No es de extrañar pues, que el paciente posea un altísimo conocimiento de la terminología médica, llegando a exigir incluso pruebas por sí mismo para ratificar sus síntomas.

Es por esto, que la semana pasada planteaba la cuestión de que personas con este Trastorno fueran difícilmente ‘trabajables’ en el contexto actual. A mayor tiempo que invierte en acudir a más y más especialistas descartando problemas, más se reafirma la incompetencia profesional y más difícil resulta asumir que esta ‘forma de vida’ se basa en una mentira autoimpuesta que solo genera sufrimiento.