Si te has planteado en alguna ocasión acudir a un psicólogo o conoces a alguien en esta situación, estoy segura que habrás comentado o buscado información sobre en qué consiste y cómo trabaja el psicólogo.
Es muy frecuente la información, a menudo estereotipada, sobre nuestra labor. Y con esto quiero decir que, por ejemplo, uno no busca en internet sobre cómo trabaja un mecánico o un médico, cosa que sí que ocurre con nuestra disciplina. Sin embargo, ¿se buscan las condiciones en las que se debe acudir? ¿Nos planteamos lo que debemos aportar al proceso para que éste sea eficaz?
Pues a esto me refiero. ¿Qué condiciones debe reunir el paciente cuando finalmente acude a terapia? ¿Viene, habla y… ya está? Rotundamente NO, la valentía de compartir información personal con un desconocido es solo el principio. Bajo mi punto de vista el buen paciente debe reunir los siguientes requisitos, que son tan importantes como la profesionalidad y formación del psicólogo:
- Motivación, necesidad de superarse por supuesto! Es imprescindible que la persona que inicia terapia, lo haga porque quiere. Esto puede parecer una obviedad, pero sucede que hay quien inicia tratamiento forzado por su entorno familiar o social, pero realmente no confía en el proceso.
- Una vez los psicólogos obtenemos la información, a menudo le ponemos nombre al problema y explicamos nuestra hipótesis de cómo se ha generado y cómo puede solucionarse. Es por esto que, al principio, es especialmente importante la capacidad de escucha y no temer a preguntar una y mil veces todo aquello que no se entienda o sobre lo que se dude. De esta forma se contribuye a fomentar la confianza y se facilita la comprensión del trabajo posterior.
- Paciencia. Los grandes cambios no se consiguen siempre rápido, y mucho menos cuando se pretende cambiar algo con lo que se ha convivido durante años o gran parte de nuestra vida.
- Capacidad de autocrítica en cuanto a la implicación en la terapia y la propia capacidad de cambio. Aunque se venga muy motivado, no siempre la entrega es la misma, y el paciente ha de ser consciente de cuando está más activo e implicado en las tareas terapéuticas y cuando no. Ser activo es generar cambios, no esperar que estos aparezcan de forma espontánea.
- Sinceridad, ya que los psicólogos y psiquiatras trabajamos con la información que recibimos. Evidentemente, la ayuda será efectiva siempre y cuando sea coherente con la situación real.
¿Te habías planteado antes esta cuestión? ¿Consideras importantes estos requisitos para que la terapia funcione? ¿O más bien crees que el psicólogo es el responsable de generar estas condiciones en su paciente?
Rocío Jover martínez
Psicóloga
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