Decir «NO», contradecir una opinión, expresar un deseo o necesidad, son ejercicios que a menudo a muchas personas les resultan difíciles. Si es tu caso, has de saber que nunca es tarde para cambiar esto. Este tipo de habilidades sociales, no son innatas – es decir, no se nace sabiéndolas – sino que pueden aprenderse practicándolas de forma habitual hasta que las ejecutemos de manera automática. Pero ten en cuenta, que como todo aprendizaje conlleva dedicación y paciencia.
Ocurre que en ciertos casos, negarse a algo o contradecir una opinión se confunde con faltar al respeto, ser maleducado o incluso resultar cortante o agresivo. Este es un error bastante frecuente y a menudo genera que se mantenga ese comportamiento pasivo. Es decir, a pesar de que me causa malestar o mi opinión es distinta, opto por no decirlo y mostrarme complaciente, pues interpreto que así la otra persona se sentirá más cómoda, le caeré bien y me tratará bien. En definitiva asociamos ser complacientes con que los demás nos valoren positivamente.
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La paciencia y la dedicación son las claves para que las habilidades sociales florezcan con éxito |
Sin embargo, si te sientes identificad@ con lo que estás leyendo, quizá deberías preguntarte ¿por qué entonces no me parece adecuado decir sí a todo? ¿por qué debería empezar a decir no? A continuación aparecen algunas de las consecuencias negativas que tiene un comportamiento pasivo:
- La opinión de la persona pasiva es ignorada por el resto
- La gente se aprovecha de aquellas personas que nunca «ponen pegas» ni opinan diferente, pues siempre están disponibles y anteponen las necesidades del resto a las propias
- Genera en uno mismo sentimientos de frustración e impotencia
En mi opinión, a la larga, la frustración de que el resto no nos tenga en cuenta incluso nos incapacita para cambiar. Es decir, es algo así como: «soy tan bueno, que soy tonto. Si actuara defendiendo mis intereses probablemente los demás me respetarían, pero también me tendrían como un borde».
En realidad no es así. No se trata de blanco o negro. Es posible ganarse el respeto sin ser «el malo de la película» y siendo capaz de expresar lo que uno siente o piensa.
Más adelante dedicaré un post exclusivamente destinado a estrategias útiles para «decir no» y expresar necesidades y opiniones de forma cordial y efectiva 🙂 Mientras tanto, te pregunto, teniendo en cuenta lo dicho…
Si ser muy bueno es ser tonto, ¿el que dice lo que piensa es mala persona? ¿es más listo? ¿realmente se trata de una cuestión de inteligencia?
Y antes de despedirme hasta la próxima publicación quisiera añadir algo:
En primer lugar muchísimas gracias a todos los que visitáis el blog!! Gracias por vuestra confianza y vuestra fidelidad, y sobretodo por esas más de 1500 visitas que ya ha recibido!!! ^^ Es un orgullo y una motivación para seguir mejorando
Y en segundo lugar, quisiera recomendaros a aquellos que estáis interesados en todo el mundillo de la psicología y su utilidad como ciencia para ayudar al ser humano, el blog que ha abierto recientemente Brígida Pérez, psicóloga y buena amiga: La Caja de mi Yo. Seguro que ahí también encontrareis publicaciones muy interesantes! Yo ya soy seguidora habitual 😉
¡¡Os deseo un fantástico fin de semana y un muy feliz día de la madre!!