11. Saber decir «no» (II): Perfiles de Comportamiento

Segunda parte de la entrada sobre habilidades sociales, que desde luego no será la última porque en este ámbito hay mucho que abordar 😉 Vayamos paso a paso.

Si recordais cerraba la primera publicación sobre «decir no» – que podeis releer haciendo click aquí – preguntandoos si ser socialmente hábil era cuestión de inteligencia. Bien, la respuesta es NO. Tal y como os adelanté, el buen manejo se consigue con la práctica, por lo cual no es cuestión de inteligencia sino de CONSTANCIA.
Pero el paso previo a la constancia, es identificar nuestros puntos fuertes y débiles, ya que si los desconocemos resultará imposible modificarlos, mantenerlos y/o eliminarlos. Para ello, a continuación os describo 3 perfiles de comportamiento. Aunque nuestra actitud general se genera en base a una combinación de los 3 perfiles, uno es el que aparece con mayor frecuencia. Recuerda que cada situación es un mundo.
Estilo Pasivo
Se caracteriza porque con él se obtienen benficios a corto plazo: se evitan o minimizan las discusiones, lo cual produce alivio de la tensión o la ansiedad. Sin embargo, el problema que originó la discusión persiste, no se resuelve y a la larga se puede repetir.
Pasividad
La opinión o comportamiento de la otra persona queda por encima de la propia lo cual, sin quererlo ni buscarlo, envía mensajes erróneos como: «mi opinión no es relevante», «tú y tus necesidades son más importantes que las mias»…
Con el tiempo, es muy probable que la persona que se ve infravalorada habitualmente sufra explosiones de ira, frustración o agresividad ante pequeñas cosas. Sería algo así como «la gota que colma el vaso»
Identifica si este es tu estilo predominante:
  • ¿Sueles dar muchos rodeos para explicar algo? ¿A menudo te da la sensación que no dices claramente lo que sientes, quieres u opinas?
  • ¿Utilizas a menudo expresiones del tipo: «Quizás», «supongo», «sería posible que…»,»¿te importaría mucho..?», «¿te supondría mucho problema.?», «bueno, no te preocupes, no era importante»…?
Estilo Agresivo
Se trata justo del polo opuesto. Se caracteriza por dar mucha importancia a la opinión propia sin tener demasiado en cuenta la del otro. Y a pesar del nombre, no necesariamente implica agresiones ni situaciones extremas.
Agresividad
En este caso, los mensajes que se mandan inconscientemente son: «yo quiero esto, y es más importante que lo que tú quieres», «mi opinión es la única cierta y válida, a diferencia de lo que piensas tú».
De nuevo a corto plazo se obtiene benficio: la imposición y obtención de mi criterio/deseo, con el desahogo emocional y tensional correspondiente. Sin embargo, como sucede en el estilo pasivo, a la larga se origina un deterioro de las relaciones sociales: la gente evita discutir y hablar contigo, las relaciones se enfrían…
Identifica si este es tu estilo predominante:
  • ¿Interrumpes a menudo a alguien cuando te está hablando?
  • ¿Te cuesta recordar la versión u opinión que la otra persona ha dado en una conversación o discusión?
  • ¿utilizas habitualmente expresiones del tipo: «tienes que»,  «haz», «ten cuidado con…», «así no es», «no tienes ni idea»…?
Estilo Asertivo
Se caracteriza por ser un estilo que nos ayuda a comunicar lo que deseamos al tiempo que consolida las relaciones sociales. Lo más relevante es que se resuelve el conflicto.
Asertividad
El requisito básico para manejar con éxito este estilo es tener claro el objetivo de nuestra conversación con la otra persona. Así, resulta más fácil de manejar cuando emocionalmente se está más controlado y sosegado. Elegir el momento es una estrategia clave para llevarlo a cabo con éxito.
Los mensajes que se envían a la otra persona de forma indirecta son: «entiendo tu posición», «te escucho» «me importa lo que tienes que decir» «me gustaría que encontraramos soluciones que nos beneficien a ambos» «mi opinión es…»
Identifica si este es tu estilo predominante:
  • Ante los conflictos: ¿encuentras soluciones beneficiosas para ti y para el otro?
  • La opinión de la otra persona ¿influye en tu visión final o tu comportamiento?
  • ¿Eres capaz de expresar con claridad lo que quieres/opinas?
  • Al finalizar una conversación o discusión ¿estás más tranquilo? ¿sientes que has resuelto el problema? ¿la discusión vuelve a repetirse en otra ocasión?
  • ¿Utilizas expresiones del tipo: «¿qué opinas?» «Comprendo, pero opino que…» «¿qué podemos hacer?»
 Reflexiona e identifica sobre cual es el estilo que más te define y próximamente veremos como suplir los puntos débiles y optimizar los fuertes. Las estrategias concretas que os prometí están cada vez más cerca 😉
Como siempre MILLONES DE GRACIAS por vuestras visitas, comentarios y apoyo al blog tanto desde aquí, como desde facebook y twitter 🙂 Es un placer inmenso. Muy feliz martes para todos!!

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