Uno de los propósitos por excelencia en estas fechas es el de perder peso, cuidarse, moderar la alimentación e incrementar el ejercicio. Si bien parece que lo que nos puede aportar este cambio son solo aspectos positivos: salir a dar una vuelta, sentirnos físicamente mejor, prevenir la aparición del colesterol y otras patologías… ¿por qué nunca se cumple? ¿cuál es el problema de que año tras año este objetivo aparezca nuevamente en nuestra lista? ¿es falta de motivación? NO… o al menos no solo eso.
El problema se reduce a la falta de un plan coherente. Cómo gestionamos nuestros hábitos de alimentación, a menudo va muy ligado a cómo gestionamos otras preocupaciones de nuestra vida. En el post Cirugía Bariátrica ya mencioné cómo los rasgos ansiosos, el estrés o cualquier preocupación a nivel personal o social puede alterar significativamente nuestros hábitos alimentarios. Puedes releerlo haciendo click aquí.
Sucede que en la mayoría de los casos, cuando nos planteamos modificar la alimentación o incrementar el ejercicio, nos olvidamos de cómo vamos a gestionar esa interferencia en nuestra vida cotidiana; si seremos capaces de tolerar el estrés que supone ese cambio, y si ese estrés sumado al que ya tengamos no acabará con nuestra esperanza de logro.
Al igual que la falta de plan, también interfiere en nuestro objetivo el hecho de que intentemos cambiar nuestra alimentación como quien cambia de camisa, pasando de 0 a 100; o más bien de 100 a 0. Es decir, nos exigimos cambiar de comer diariamente chocolate a erradicar cualquier rastro de dulce, de practicar la sillónmanía el 90% de nuestro tiempo libre, a sudar como cosacos en el gimnasio o exigirnos correr maratones y aguantar cueste lo que cueste. Este tipo de conductas, parten de lo que conocemos como pensamientos polarizados del tipo todo-nada; y dichos pensamientos no suelen ser los mejores consejeros cuando queremos alcanzar metas que requieren de esfuerzo continuado.
Adelgazar, o más bien cuidarse, constituye un objetivo como cualquier otro en la vida; y cuando encontramos dificultades para alcanzar nuestros objetivos personales, lo más adecuado es ponerse en manos de especialistas que nos ayuden a satisfacer esa necesidad de la forma más rápida y cómoda posible. En consulta podemos ofrecerte entrenamiento en técnicas conductuales para lograr un correcto hábito alimentario, así como recursos para que aprendas a gestionar el estrés asociado al cambio y tomar decisiones y resolver otros conflictos personales que puedan interferir en tu objetivo.
Para que el puzzle esté satisfactoriamente terminado necesitaremos todas las piezas, es por ello que contar con especialistas en Endocrinología, Nutrición y Psicología es el método más eficaz para conseguir que el próximo año el objetivo Cuidarme Más no se vuelva a repetir en tu lista como algo inalcanzable.
Rocío Jover Martínez
Psicóloga – CV11179
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