Taller para cuidadores de pacientes dependientes (I)

Como viene siendo habitual en Alicante estos últimos años, se llevan a cabo en los Centros de Salud de A.P. – que cuentan con Enfermería de Gestión de Casos – talleres enmarcados dentro del programa de formación para familiares que cuidan a pacientes dependientes. 

Años dedicados al cuidado de una madre con Trastorno Depresivo Mayor, un padre con demencia, una esposa con Parkinson, un marido con deterioro en la comprensión del lenguaje, un hermano con cáncer en fase terminal…

Taller de Psicología para Cuidadores de Pacientes Dependientes. «El Cuidador que No se Cuidaba»

No es ningún secreto para todos aquellos que estén familiarizados con este tema, que ser familiar de alguien con una enfermedad incapacitante – crónicos, degenerativos, paliativos…  – es causa de ansiedad. Más aún si el rol de cuidador lo asume una sola persona de la familia que se ve en la tesitura de compatibilizar su vida cotidiana con la labor de cuidado constante en su domicilio.

Los Cuidadores a menudo ponen por delante
las necesidades del enfermo a las suyas propias
La situación social contribuye a que
cada vez más hombres asuman el rol de cuidadores

Como saben aquellos que siguen el blog desde el principio, este es el ámbito de mi profesión que más me gusta y produce mayor satisfacción. Por tanto, ha sido todo un placer para mí verme inmersa en este proyecto una vez más, pues ya hace un par de años que Mª Dolores Saavedra cuenta conmigo para ello. Ella es la Enfermera de Gestión de Casos del CS La Florida – donde ayer impartí el taller – una excelente profesional que coordina los grupos de pacientes y selecciona a los profesionales sanitarios necesarios para estar al frente de las distintas sesiones. Y es que, además del taller de Psicología, también los hay de medicina, enfermería o fisioterapia. Se trata de un programa de 25 horas repartidas en sesiones semanales que en esta ocasión comenzó el pasado mes de octubre y pretende, como veis, dotar de recursos y herramientas a los cuidadores para facilitarles su labor.


Saavedra intercambiando opiniones con los cuidadores
En cuanto al grupo de ayer, he de decir que fueron encantadores y participaron muchísimo. Lo bueno es que son grupos que oscilan entre 12 y 15 miembros, lo cual contribuye a su implicación y nos facilita la labor a quienes nos ponemos enfrente. Aunque lo habitual es que sean mujeres quienes asumen el rol de cuidadoras principales, en esta ocasión el grupo estaba muy repartido a nivel de sexos. Espero que podáis apreciarlo en las imágenes, en las que, como es obvio, he preferido omitir los rostros para salvaguardar la intimidad de cada uno de ellos.

Respecto a mi intervención, será en dos sesiones. La primera que tuvo lugar ayer y la segunda que está programada para mediados de enero de 2013. Para empezar propuse a Mª Dolores como objetivo de mi primera ponencia, que ayer todos los participantes culminaran la sesión identificando en sí mismos la innegable necesidad de autocuidado. Ambas estuvimos de acuerdo en esto ya que, aunque la incidencia del Síndrome del Cuidador es muy alta, pocos son los cuidadores que realmente se dan cuenta de lo que les está pasando y aún menos los que se ponen en marcha para solventarlo.
Sus vidas pasan a un segundo plano para centrarse por completo en las de sus familiares enfermos y esto no solo ocasiona ansiedad a corto plazo sino que es la antesala a otras psicopatologías potenciales como puedan ser la depresión o el duelo complicado.

Debatimos sobre las intervenciones más adecuadas para favorecer la comunicación entre los miembros de la familia.
Qué hacer cuando el grado de implicación es significativamente distinto.

Diapositiva de cierre
Bajo el tema “El Cuidador que No Se Cuidaba”, durante la tarde de ayer debatimos sobre los conceptos de amor y salud. Insistí en la necesidad de poner límites y espacios para dedicar a sí mismos. Aclaré la diferencia entre la responsabilidad que tienen en cuanto a los cuidados y la que se imponen por cuestiones culturales o educacionales. Al final, juntos concluimos que, efectivamente, los cuidadores también necesitan cuidarse y cambiar pequeñas cosas. Ellos mismos y nosotros como profesionales, sabemos que es un trabajo difícil y que asusta; pero que probablemente será lo que les procure mayor salud emocional a medio y largo plazo. Como siempre me gusta decir: “la felicidad no es una meta, es un camino”.


En enero os seguiré contando como evoluciona el programa. Que tengáis un excelente fin de semana.


Rocío Jover martínez
Psicóloga
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